El primer Plan de Manejo

Foto: “Verbena histórica”. Archivo fotográfico ACH

En 2008, cuando ya se veían las dimensiones y complejidades que estarían implicadas en la sostenibilidad del nuevo desarrollo del Centro, el entonces Gobierno del Distrito Federal estableció un compromiso con la UNESCO para la construcción de un Plan Integral de Manejo para el Centro Histórico. Este plan debía articular las líneas estratégicas para la conservación y sostenibilidad del sitio a fin de ser una carta de navegación en la que los ciudadanos y los distintos niveles de gobierno establecieran compromisos comunes. El gran reto era mantener lo logrado y consolidar lo que se construyera en el futuro con base en:

  • Conservar el conjunto de valores que definen la excepcionalidad del sitio construyendo vínculos transversales entre la gestión urbana y la participación social.
  • La dinámica urbana propia de la zona distingue sectores de desarrollo no homogéneas que deben potenciarse.
  • Generar condiciones de habitabilidad y mejorar la calidad de vida de la población residente, visitante y que trabaja en el sitio, para su conservación.
  • Reconocer al Centro Histórico como un espacio democrático, de diversidad cultural, identidad e innovación
  • Identificar los factores que dentro del proceso de regeneración del Centro Histórico de la Ciudad de México han sido determinantes para su éxito y buen funcionamiento, aprovechando la sinergia de los diferentes actores sociales, económicos e institucionales.
  • Construir mecanismos novedosos que generen acuerdos y reconozcan responsabilidades entre las instituciones locales y federales, académicas, el sector privado y los vecinos, propietarios de establecimientos y visitantes.

    Foto: “Talleres de planeación participativa”. Archivo fotográfico ACH.

    • Crear espacios de participación ciudadana para la conservación del patrimonio y el mantenimiento del orden urbano.
    • En concordancia con los criterios que discute el Centro del Patrimonio Mundial de UNESCO para los sitios urbanos, generar indicadores de gestión aplicables al desarrollo del Centro Histórico en su calidad de espacio urbano vivo.
    • Desarrollar una política de comunicación, articulación y promoción para involucrar a los actores con la conservación de los valores patrimoniales.
    • Desarrollar una política de comunicación, articulación y promoción para involucrar a los actores con la conservación de los valores patrimoniales.
    • Se entiende a la ciudad como un proceso dinámico y no como estacionario, por lo que los diagnósticos de los problemas requieren estar permanentemente actualizados, atendiendo las necesidades apremiantes, al tiempo que se preparan estrategias para su desarrollo futuro.

      Foto: “Plaza del Danzón”. Archivo fotográfico ACH

      El Plan consolidaría una política pública integral más allá de los periodos de gobierno y sería también el eje rector de la aplicación de futuros lineamientos legales. Todos los actores estuvieron de acuerdo en que era imprescindible seguir recuperando el espacio público para mejorar la habitabilidad de la vieja ciudad. Fue un consenso el evitar la exclusión de los habitantes tradicionales del Centro. También, la necesidad de fortalecer la figura de la Autoridad del Centro Histórico y sus posibilidades de coordinación. Esta visión colectiva debía traducirse en una nueva idea de ciudad en el espacio urbano histórico, apostando por un mejor presente y un porvenir socialmente sustentable.

      En el Plan se definió que el Centro Histórico de la Ciudad de México requería de instrumentos de gestión permanentes, innovadores y articuladores de un abanico de acciones sostenidas más allá de la planeación tradicional y que complementaran los Programas Delegacionales y Programas Parciales de Desarrollo Urbano que lo abarcaban.

      El Plan Integral de Manejo surge entonces como una respuesta holística para organizar proyectos de intervención que tuvieran como objetivo sostener la calidad del espacio público, mejorar la habitabilidad de la zona; desarrollar nuevas formas de movilidad y accesibilidad, potenciar la participación ciudadana, orientar la economía y conservar el patrimonio desde una visión social y contemporánea. Se trató de un modelo de gestión a cargo de la Autoridad del Centro Histórico, creada en 2007 por el GDF, que vinculó obras, inversiones, gobernabilidad y reactivación cultural y económica.

      Foto: “Presentación del PIMCH 2011-2016”. Archivo fotográfico ACH

      Este Plan Integral de Manejo del Centro Histórico de la Ciudad de México 2011- 2016 Libro abierto fue presentado ante la UNESCO en agosto de 2011 como el principal instrumento ordenador y proyectual de la política de regeneración urbana que el gobierno de la Ciudad había aplicado desde 1998 en el polígono reconocido como Zona Federal de Monumentos Históricos y Área de Conservación Patrimonial desde 1980 y que en 1987 fue inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial.

      El concepto “Plan de manejo”, para nombrar al documento, se estableció a partir de los preceptos de la Convención del Patrimonio Mundial de UNESCO Libro abierto. Se trata de una estrategia que articula un conjunto de proyectos de intervención concreta y de definiciones para un nuevo modelo de gestión y financiamiento público-privado. Además de las declaratorias arriba mencionadas, el Plan opera en el contexto de cinco Programas de Desarrollo (Programa Delegacional de Desarrollo Urbano Cuauhtémoc, Programa Delegacional de Desarrollo Urbano Venustiano Carranza, Programa Parcial de Desarrollo Urbano Centro Histórico, Programa Parcial de Desarrollo Urbano Centro Alameda y Programa Parcial de Desarrollo Urbano Merced), a su vez, están inscritos en el Programa General de Desarrollo Urbano del Distrito Federal de 2003.

      Es por ello peculiar y equiparable a los grandes proyectos urbanos que representan una escala intermedia respecto a los planes generales de ordenación territorial, al ser una herramienta de integración de políticas, acciones puntuales y visiones que insertan al Centro Histórico en la dinámica urbana general y metropolitana, desde una escala territorial y de gestión local.

      Foto: “Vista aérea calle Madero, Centro Histórico”. Archivo fotográfico ACH

      El Plan contempló como sus líneas estratégicas: a) la revitalización urbana y económica, b) la recuperación de la habitabilidad y el repoblamiento, c) la conservación del patrimonio y su uso social, d) la vida ciudadana, e) la movilidad y la accesibilidad y f) la prevención de riesgos. Los ejes transversales a los ámbitos estratégicos son: i) la participación coordinación y vinculación de agentes, ii) los mecanismos de gestión (programas operativos, instrumentos de gestión, de seguimiento, y difusión y conocimiento de los valores del Centro Histórico), iii) las formas de financiamiento y iv) la evaluación.

      El plan definió ocho zonas de actuación en los que las líneas estratégicas se aterrizan a través de proyectos puntuales de intervención, algunos de los cuales ya estaban en proceso al concluirse su redacción, otros están hoy en curso y muchos se han programado para los próximos años. Todos los proyectos requirieron de un largo y complejo trabajo de concertación vecinal e institucional, así como de diagnósticos y estudios históricos amplios. La preservación de la traza y la morfología de la ciudad histórica fueron siempre el punto de partida.

      Fue hasta la publicación del Plan de Manejo que la revitalización del Centro Histórico, además de estar en la agenda urbana y política de la ciudad, de confiarse a las declaratorias de protección patrimonial y a los planes de ordenamiento, se afianzó en un conjunto articulado de proyectos consensuados, estudiados y desarrollados a través de estrategias participativas, institucionales y de inversión.